Relatos de ultratumba-La llorona

Nadie me lo contó, yo lo vi: era la Llorona. Ve el terrorífico video

Todos hemos escuchado su leyenda, pero nada puede prepararte para el horror de enfrentarla y escuchar su lamento en carne propia...

Era una noche oscura y el aire parecía pesado. Salí de mi casa para realizar un servicio corporativo; el reloj marcaba las 3:20 am. Apenas di marcha al motor, noté que los perros de la calle ladraban de forma desesperada, como si presintieran algo. No les di mayor importancia. Ya sabes, en la noche los animales siempre están más alterados.

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El trayecto era largo, y cuando llegué al pueblo de San Lorenzo, por la ruta Santa Catarina, alrededor de las 3:45 am, los perros volvieron a llamar mi atención, pero esta vez no solo ladraban... corrían enloquecidos hacia una curva, lanzándose con rabia contra la oscuridad para luego retroceder aullando de miedo, como si hubieran visto algo que ni sus ojos ni sus instintos podían comprender. Fue entonces cuando lo escuché.

Un lamento... pero no como los que cuentan en las historias. Este no era solo el de una mujer llorando. Era un grito desgarrador, una súplica que atravesaba el aire como si viniera de algo que no pertenecía ni al mundo de los vivos ni de los muertos. La piel se me erizó al instante. No podía moverme, solo escuchaba ese lamento que parecía retumbar en el alma misma de la noche. Los perros, antes llenos de furia, ahora gimoteaban como si se enfrentaran a algo que nunca debió existir.

Sentí que algo acechaba desde las sombras, y decidí apagar las luces de la camioneta. Dejé el motor encendido, listo para huir si esa cosa decidía manifestarse frente a mí. Mi respiración era lo único que podía oír además de esos lamentos infernales. No podía quedarme parado, esperando. Tenía que escapar.

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Empecé a manejar, con el corazón en un puño, los ojos fijos en el retrovisor. Temía que algo me estuviera siguiendo... o peor aún, que ya estuviera dentro de la camioneta. Las leyendas de carretera suelen ser solo eso: historias. Pero aquí, en la soledad de la noche, todo era diferente. No era un cuento. Algo más estaba ahí conmigo.

En este trabajo se cuentan muchas cosas, pero no hay palabras que describan lo que nos encontramos en las carreteras a esas horas malditas. Tal vez no me creas, pero esta vez... esta vez lo capturé en video. Quédate hasta el final y ve por ti mismo lo que la oscuridad nos oculta.

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